Nuestros antepasados fueron los primeros en descubrir que la energía de Luna influye en las mareas, en los fenómenos meteorológicos, en las plantas y en todos los seres vivos. Las actividades de muchos animales están regidas por el estado de la luna al igual que las plantas y sus partes están sometidas a diferentes energías según los días y ese conocimiento es esencial para una siembra, cultivo y recolección eficaz.
A las mujeres, como mamíferas que somos, a parte de nuestro propio ciclo, también nos influye el ciclo lunar, y no sólo a nivel físico y celular, sino también a nivel emocional y de percepción. La Luna afecta al comportamiento de las aguas, así afecta también a nuestros fluidos y los líquidos corporales, y a nuestro útero sagrado, el cáliz portador de las aguas de la sabiduría y la creatividad.
El ciclo de la Luna es de aproximadamente 28 días, y los ciclos de las mujeres pueden ir de forma natural de 24 a 35 días, por lo que a veces se complementarán y a veces no. Algunas mujeres o en algunas épocas, vamos a ir con la Luna (ciclos regulares de 27 a 29 días) y otras no porque los nuestros van a ser más cortos o van a ser más largos. En todos los casos está bien, nuestra naturaleza es sabia. Digamos que se trata de ver “nuestras energías internas” en simbiosis con “las energías externas”.
De forma generalizada se asocia el sangrado a la Luna Nueva porque es momento de conexión interior y oscuridad, el momento de soltar y dejar ir. Por otro lado, la Luna Llena se asocia con la ovulación porque es momento de plenitud y simboliza a la mujer fértil y embarazada, capaz de emprender y realizar tareas más activas y dinámicas. Pero cada mujer nos podemos sentir más cómodas en una fase que en otra porque va más con nuestra esencia. Si bien es cierto que de forma generalizada las mujeres van con la Luna, no tenemos porqué ser todas iguales, hay que celebrar las diferencias de cada ser y fluir con nuestra propia senda, que es la que nos va a permitir adquirir los aprendizajes que hemos venido a hacer, desarrollarnos y evolucionar.
Por la cantidad de luz que ofrece según sus fases, su sentido magnético o su atracción gravitacional, la luna no solo nos influye en la menstruación. Siempre se ha creído que la Luna Llena tiene influencia en nuestra salud, en nuestro sueño, comportamiento, estado de ánimo, incluso en el número de nacimientos (gran parte de los partos naturales se dan en Luna Llena). De hecho, la palabra «lunático» (persona que padece locura por intervalos) proviene del latín «lunaticus», que significa «lunar», da que pensar ¿no?
El cuerpo de la mujer y el ciclo femenino están conectados con la Luna. La mujer, a través de su ciclo menstrual, transita por las diferentes energías lunares y este camino de conocimiento y comprensión de la naturaleza cíclica femenina está llevando a las mujeres a un proceso de desarrollo personal para volver a conectar con su ciclo menstrual, sus fases, energías y potencialidades en armonía con sus propios procesos naturales.
*Foto de Philippe Donn en Pexels