Depresión posparto

«Las expertas inciden que la sociedad no cuida la maternidad ni da valor suficiente a la etapa tras dar a luz; para ellas, la falta de empatía y seguimiento a la madre reciente puede precipitar que la viva en soledad«, El País.


Parece que cada vez se hace más visible la salud mental, el ir a terapia, al psicólogo o terapias más alternativas, el autocuidado,… pero en mi opinión, algo sigue fallando en la maternidad cuando a día de hoy estamos más solas que nunca en una sociedad que es de todo menos conciliadora.
Nos preparamos con cursos, talleres y libros para tener un parto bonito, satisfactorio, poco intervenido y lo más relajado posible. Y aún así tenemos miedo a parir. Es normal, porque nos lo han vendido como el peor momento de tu vida, y en las manos inadecuadas, puede llegar a serlo…


First round: comienzan las contracciones y te pones nerviosa pero a la vez emocionada. Intentas esperar en casa el máximo tiempo posible pero tu pareja ya no sabe qué hacer y os vais al hospital. Te comes una vía como mínimo, los monitores inalámbricos no tienen batería así que te toca estar atada a la máquina y ya nada de movimiento libre… Pero te intentas relajar, recuerdas el curso que hiciste en donde te dijeron que tu cuerpo sabe hacerlo y solo necesitas confianza en ti misma. «Venga, me pongo en la pelota de pilates y escucho algo de música suave». Vaya, parece que el parto no avanza. Debe ser por las constantes interrupciones del equipo médico que entra sin llamar para toquetear todo. «¿Podéis bajar el sonido de los monitores por favor? ¿No se puede? vaya… ¿Y algo de agua? Tampoco».
Al final entra la oxitocina, la epidural y otras cuantas intervenciones, cuando no es una cesárea (en muchas ocasiones, no todas) innecesaria. 


Bueno ya está, tu bebé está contigo, recuperación piel con piel (si lo ven conveniente) y a descansar. Subes a planta y ¡¡¡tachán!!!
¿Qué es eso de dormir con el bebé? ¿Piel con piel? «¡Déjalo en la cuna!» Hipoglucemia, jeringas de fórmula, suero glucosado. «Es que no tienes leche mami» (y tú ni p*** idea de lactancia claro).
Y así entre 48 y 72 horas recibiendo visitas inoportunas y mensajes contradictorios de personas que están allí para ayudarte en tu adaptación a la maternidad y para cuidar de ti y tu bebé…
Sales a los dos o tres días del hospital con el cuerpo hecho papilla, la cabeza llena de consejos superfluos e incoherentes y un bebé que ha estado más tiempo en brazos de otros que en tu pecho.
Second round: comienza el posparto en casa.


Y es un acto fisiológico y totalmente normal el que no quieras separarte de tu bebé, aunque esto pueda provocar choques en la familia al no comprenderse. «Le vas a acostumbrar a los brazos», ¿te suena? Por favor, debemos estar al lado de la mujer, cuidar y proteger la díada madre-bebé, ayudando a fortalecer el vínculo. Es una parte fundamental para evitar depresión posparto, malestar emocional y sobre todo, para ayudar a una buena recuperación física y emocional de la madre y su bebe.
Según Paula García Otero, en una entrevista con El País, “la gente se olvida de que es contraproducente juzgar y presionar a la madre con consejos no solicitados. Sin ese acompañamiento ni control sanitario, los síntomas se identifican tarde, y en estadios avanzados pueden derivar en patologías como la depresión posparto o problemas a nivel físico”.

Una vez has parido, te vas a casa y sigues perdida, con un bebé en brazos al que (crees que) no sabes cuidar porque te han repetido miles de veces que así no, mejor así, es que tiene frío, tiene calor, ponle al pecho, déjalo en la cuna,… ¡BASTA! Cuidemos de una vez la salud mental de las madres y sus criaturas desde el embarazo, en todo el proceso del parto (paritorio y planta por favor), y durante el posparto más inmediato, que puede ser hasta el año del bebé.
Es una pena que tengamos que buscar ayuda externa en grupos de madres, de apoyo con doulas o matronas privadas, pero hoy por hoy, la situación no es nada favorable para estas nuevas madres que se ven atacadas por miles de consejos de inexpertos o dinosaurios de la sanidad. Si necesitas ayuda, grita, que muchas hemos pasado y estamos pasando por lo mismo y estamos deseando ayudarte. 


Y como estrofa final, te dejo esta preciosa letra de Jarabe de Palo.

«De qué tienes miedo
A reír y a llorar luego
A romper el hielo
Que recubre tu silencio.

Suéltate ya y cuéntame
Que aquí estamos para eso
Pa’ lo bueno y pa lo malo
Llora ahora y ríe luego.

Si salgo corriendo
Tú me agarras por el cuello
Y si no te escucho
¡Grita!
Te tiendo la mano
Tú agarras todo el brazo
Y si quieres más pues
¡Grita! «